Libre

“Aquel de ustedes que esté libre de pecados, que tire la primera piedra”. Esto es lo que les dijo Jesús a los fariseos que trataban de condenar a una mujer sorprendida en adulterio (Juan 8:7), dejando claro que no hay quien pueda alegar en este mundo estar viviendo sin pecado. 

Hoy en día bien podríamos sustituir la palabra pecado por la palabra desgracia, porque ¿quién está libre de ella? ¿Quién está libre de enfrentar problemas y dificultades? Si no es un familiar, es un amigo. Y si no, es uno mismo el que atraviesa circunstancias que inundan nuestras oraciones pidiéndole a Dios que nos libre del mal. 

Libre de la aflicción

Nadie nos prometió que al ser cristianos viviríamos ajenos a los problemas, más bien Jesús nos advirtió que en este mundo tendremos aflicción (Juan 16:33). De hecho no se trata de un “tal vez tengáis aflicción” o un “a lo mejor”, sino una declaración de que así será. Pasaremos aflicciones.

Pero hoy te quiero compartir algo que aún sabiéndolo, es necesario que pase de ser un conocimiento a convertirse en una convicción, en una creencia a la que aferrarnos en tiempos de dificultad:

¡Jesús nos hizo libres!

Su entrega por nosotros nos hizo libres de la deuda que contrajimos por nuestros pecados; nos hizo libres del temor, porque el perfecto amor de Dios echa fuera todo temor (1 Juan 4:18) y aún en medio de la desgracia tenemos verdadera libertad en Jesús porque Sus planes para nosotros son planes de bien para darnos un futuro y una esperanza (Jeremías 29:11).

No sé cuáles son tus dificultades y tus luchas hoy, pero quiero recordarte que, si le perteneces a Dios, viene un tiempo en el que ya no habrá más lágrimas ni más dolor, no habrá enfermedad ni pobreza, sino gozo y alegría, abundancia en presencia del Señor. Maranatha.

Busquemos a Jesús, habitemos en Su presencia, habitemos en Su palabra porque así conoceremos la verdad y la verdad nos hará libres (Juan 8:31) y recordemos que si el Hijo nos hace libres, somos verdaderamente libres (Juan 8:36). Gracias Jesús.

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